Mioporo, mangostas y suricatos... ¡los animales que pueden ser declarados invasores en España!
Tres variedades de hormigas –de fuego, loca y faraón-, un pez de acuario, un árbol oceánico, el picudo rojo y toda la familia de mangostas y suricatos (salvo el meloncillo, una mangosta europea) son algunas de las especies que podrían formar parte del Catálogo Español de Especies Exóticas Invasoras, hecho que prohibiría su posesión, transporte y comercio.
Estas especies se consideran invasoras por casuísticas muy distintas y, en algunos casos -como el de las hormigas-, las inclusiones en el Catálogo suceden antes de que aparezcan o al poco de detectarse, es decir, por prevención, explica a Efe el coordinador del proyecto Life Invasaqua de la Sociedad Ibérica de Ictiología, Frederic Casals.
Según Casals, quien también es profesor del departamento de Ciencia Animal de la Universidad de Lleida, la hormiga de fuego, la loca o la faraón están llegando a través del comercio en la madera o en jardinería como polizones, por lo que es “importante” anticiparse y que aparezcan en las listas.
1. PICUDO ROJO
Se trata de un coleóptoro (escarabajo) gigante de la familia de los gorgojos de entre 7 y 8 centímetros de longitud, que lleva décadas en España y ya ha acabado con las palmeras de numerosos lugares.
2. MIOPORO
Este árbol procedente de las antípodas lleva años empleándose en jardinería, por lo que Casals subraya la importancia de controlar las especies que se usan en obras públicas, ya que a veces “no existe la coordinación suficiente”, lamenta el experto.
3. MANGOSTAS Y SURICATOS
Otro de los problemas actuales relacionado con el comercio ligado a la tenencia de mascotas -que algunos grupos animalistas califican como "mascotismo" al considerarla excesiva en este país- , es la cantidad de ejemplares de mapache que existen en Madrid.
Mangostas y suricatos se pueden tener como mascotas y, cuando crecen y comienzan a ser molestas, a menudo se liberan sin saber bien qué impacto provocarán en la biodiversidad local.
El mapache, un ejemplo cercano a estas especies, es un animal que “se come todo” (reptiles, anfibios e incluso insectos) y es “relativamente agresivo” con las personas, por lo que se espera que mangostas y suricatos, al liberarse, puedan causar del mismo modo un impacto directo sobre especies autóctonas.
4. HORMIGAS
Algunas especies se consideran invasoras potenciales al no conocerse con precisión si tendrán un impacto negativo, aunque de la hormiga de fuego, por ejemplo, que pica y es venenosa, sí se puede anticipar un efecto directo sobre las personas.
Algunas especies exóticas que llevan años o décadas en un lugar, empiezan a impactar en el entorno, por ejemplo, en forma de plagas, a causa de los cambios que se producen, ya sean climáticos o de uso del suelo, entre otros.
5. PEZ DE ACUARIO
Esta variedad de pez que a menudo se encuentra en acuarios sólo se ha introducido en el embalse de Vallvidrera, en Barcelona, que forma parte del Parque Natural de la Sierra de Collserola, el cual se ha tenido que vaciar no sólo por esta especie sino también por otras invasoras, como el carpín.
En este pantano, cercano a la ciudad de Barcelona, hay personas que dejan peces, tortugas o cualquier otro animal cuando deciden dejar de tenerlos, algo que ocurre en otros muchos ecosistemas acuáticos.
La Paramisgurnus dabryanus, conocida comúnmente como colmilleja de escamas grandes, no es “más peligrosa que otras”, pero su posible inclusión en el catálogo oficial tiene que ver con el sitio en el que se ha introducido.
La zona del embalse resulta “muy importante” para mantener las poblaciones de anfibios autóctonos, según han identificado los gestores del Parque Natural, que de forma periódica vacían el embalse para eliminar estas especies exóticas invasoras, que en su mayoría depredan huevos, renacuajos y adultos de anfibios.
El problema de raíz, detalla este experto, radica en el comercio por internet, que permite comprar cualquier especie de peces aunque “en teoría" no sea legal, aprovechando la falta de control.
Si bien parecía que esta especie en concreto ya estaba erradicada, Casals detalla que ha ocurrido como con otros muchos peces de zonas tropicales en las que se dan cambios bruscos del nivel del agua: los ejemplares han sido capaces de enterrarse y mantenerse hibernados en el lodo.
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